El ser humano está en constante cambio, evolucionando y buscando soluciones y medidas para vivir en un mundo mejor en todos los ámbitos.
En el sector de la construcción siempre se ha buscado que los materiales sean menos costosos y que su proceso de elaboración sea más sencillo y eficiente. Una de las tendencias del futuro en la construcción son los edificios autorreparables y autoprogramables. Como ejemplo, el equipo de investigadores del Institut Català de Nanociència i Nanotecnología (ICN2) y del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid del (CSIC) ha conseguido desarrollar materiales autoensambables, autoprogramables y autoreparables, gracias a partículas organometálicas que se autoensamblan entre sí de forma espontánea. Son las denominadas redes metalorgánicas porosas (MOF, por sus siglas en inglés), que cuentan con propiedades como la porosidad que hace que se comporten como cristales fotónicos.
Si este procedimiento se llegara a industrializar, se podría aplicar dicho material con fines estéticos, ya que los cristales cambian de color; para mejorar la eficiencia mediante la captación de la energía solar; o como fuente de electricidad.
En este sentido, los investigadores están trabajando en materiales que se puedan programar para transformar su forma y propiedades de manera predecible ante estímulos ambientales cambiantes como calor, luz o humedad. Una de Las ventajas de investigar en materiales autoprogramables es el ahorro que supone en costes. Para su creación se utilizan procesos de modelado, robótica e impresión 3D con los que combinar materiales con características similares. Gracias a ellos, se podrán construir, en un futuro no muy lejano, edificios inteligentes capaces de adaptarse a entornos cambiantes.
El desarrollo de materiales autorreparables es un hito para la construcción, ya que aunque de momento tienen costes de producción elevados, serán muy útiles para aquellas construcciones en infraestructuras de difícil acceso en las que una fisura puede acarrear graves problemas, como presas, túneles o pozos. En esta línea de trabajo, la Universidad Tecnológica de Delft (Países Bajos), ha desarrollado un biohormigón capaz de repararse solo a través de la liberación de bacterias y lactato de calcio. Cuando aparezca una grieta en un edificio que incluya el material creado con esta tecnología y llueva, el agua provocará que se liberen las cápsulas que contengan las bacterias y el lactato, y así crearán una reacción química por la cual aparecerá caliza solidificada, que reparará por completo la grieta.
La construcción de edificios con estos elementos es cosa del futuro, pero el desarrollo de estas áreas de investigación de materiales es cosa del presente, un ámbito en el que se está trabajando. Los edificios que se construyen por si mismos no son una realidad tan lejana.
Proyecto “Next Generation” reconocido en los LafargeHolcim Awards como solución a la acumulación de sedimentos en el Delta del Ebro (Tarragona)
Proyecto “Next Generation” reconocido en los LafargeHolcim Awards como solución a la acumulación de sedimentos en el Delta del Ebro (Tarragona)
El hormigón y sus propiedades más desconocidas