Los amantes de los castillos y construcciones medievales están aumentando año tras año debido a la repercusión mediática de series como Juego de Tronos. A lo largo de los siglos los castillos han tenido un rol defensivo fundamental para la supervivencia de las ciudades, tanto europeas como de muchos otros lugares. Estamos acostumbrados a unir la idea de estas fortalezas a los tiempos de la Europa Medieval, y existen miles de ejemplos que confirman esta asociación, pero no debemos olvidar que la necesidad de protección no estaba circunscrita a las ciudades europeas, sino que todas las regiones del mundo necesitaban este tipo de construcciones y actualmente podemos encontrar castillos de diferentes estilo arquitectónicos, en función del país en el que se encuentren, diseminados por todo el mundo.
En España tenemos gran cantidad de castillos, y sin duda alguna uno de los más impresionantes es el Alcázar de Segovia. Los restos más antiguos encontrados en la zona datan la presencia de una fortaleza en la época romana en el mismo emplazamiento, aunque la construcción del alcázar tal como lo conocemos hoy en día no se llevó a cabo hasta el siglo XII. La forma de proa de barco que caracteriza al castillo lo convierte en una de las fortificaciones más destacable tanto a nivel nacional como europeo. Este castillo ha cumplido multitud de funciones a lo largo de los siglos, incluyendo su servicio como fortaleza defensiva, palacio real, prisión estatal, Real Colegio de Artillería y Archivo Histórico Militar.
Alemania es una ciudad europea que cuenta con multitud de bellos castillos, entre los cuales se distingue el castillo Löwenburg (castillo del león en español). Esta gran obra arquitectónica fue construida en el siglo XVII con el objetivo de simular a los clásicos castillos medievales. La inspiración para su construcción fueron las ruinas románticas inglesas, ya que al darle un aspecto antiguo y desgastado al edificio se pretendía evocar la sensación de viejas batallas a la vez que otorgar legitimidad a las afirmaciones de la Casa Hesse-Kassel sobre la antigüedad de su dinastía.
En este mismo país también destaca el castillo Neuschwanstein, construido por orden del rey Luis II de Baviera en 1866, cuyo estilo imita de la manera más estética a los castillos medievales. A día de hoy este fantástico castillo es uno de los lugares más visitados tanto en Alemania como en toda Europa debido a su apariencia de “castillo de cuento de hadas”.
Como ya hemos mencionado, no todos los castillos se encuentran en Europa, y si nos desplazamos hasta el continente asiático, nos encontramos con que Japón alberga tres de los castillos más fascinantes a nivel mundial. La arquitectura de estas construcciones poco tiene que ver con los castillos medievales que estamos acostumbrados a ver. Se trata de edificios de madera que desgraciadamente no han soportado bien el paso del tiempo, por lo que actualmente sólo cuatro castillos japoneses conservan su estructura original.
El castillo de Himeji es una de las pocas construcciones del Japón medieval que se encuentra en buen estado de conservación y desde 1993 es considerado Patrimonio de la Humanidad, además de Tesoro Nacional y Patrimonio Mundial Cultural. Se le conoce comúnmente como “el Castillo de la Garza Blanca” debido a que su diseño se asemeja a una garza emprendiendo el vuelo según la tradición japonesa, y junto con los castillos de Kumamoto y Matsumoto forman los llamados “Tres Famosos Castillos” de Japón. Si este castillo de color blanco recuerda tradicionalmente a una garza, el castillo japonés de Matsumoto contrasta con él notablemente con sus muros de color negro, y se le conoce como “El Castillo de los Cuervos”. Construido a finales del siglo XVI, esta fortaleza es uno de los máximos exponentes del arte hirajiro que se pueden encontrar en el país.
Por último, no podía faltar en esta lista el castillo Hochosterwitz, situado en la región austriaca de Carintia. Esta colosal construcción defensiva se sitúa en la cima de una montaña de 150 metros de altura. Sus orígenes se remontan hasta el año 860, aunque con el paso de los siglos la fortaleza se fue modificando y adaptando a las necesidades de cada época hasta alcanzar el estado en el que se puede ver hoy en día. Este castillo es una de las construcciones más bellas de Austria y motivo de atracción de gran cantidad de visitantes.
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