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Los desafíos de la construcción mediante impresoras 3D

Ya en los años sesenta, se comenzó a hablar de la impresión 3D como una tecnología de fabricación por adición que superpone capas sucesivas de material para llegar a construir un objeto tridimensional. Aunque en un principio fue concebida para objetos de tamaño reducido, su éxito y los avances tecnológicos hicieron que a principios del año 2000 ya se plantease la posibilidad de construir edificios empleando esta tecnología.

Esta modalidad de construcción, que tiene entre sus ventajas la reducción de costes, tiempo y producción de residuos, ha dado un paso más y ya existen proyectos como el denominado Contour Crafting que baraja la posibilidad de llevar a cabo construcciones sobre superficies como la Luna o Marte para facilitar la exploración de los mismos, utilizando material lunar y marciano.

Pero bajando al Planeta Tierra, son muchos los desafíos que plantea la construcción de edificios gracias a la tecnología de la impresión 3D. Proyectos como Winsun en China o 3DCons, en el que colabora LafargeHolcim, encaran estos desafíos y avanzan a paso agigantado hacia el futuro de la construcción.

Impresión 3D en China

Los materiales empleados en los procesos 3D son de suma importancia: por un lado, ha de ser suficientemente líquido como para que la extrusión se desarrolle correctamente, pero también lo suficientemente consistente como para que las capas puedan superponerse de forma rápida y eficiente. Es por ello que estos proyectos han centrado gran parte de sus esfuerzos en encontrar la fórmula perfecta para transformar estos materiales en “tinta” para sus impresoras, como el área de Materiales del proyecto 3DCons, liderada por LafargeHolcim, que ha desarrollado fórmulas para distintos materiales aplicables a los diferentes usos que este tipo de construcción puede tener, como la rehabilitación o la construcción de nuevos edificios.

Además, la impresora empleada no es un dispositivo tridimensional al uso, ya que tiene que ser capaz de imprimir objetos de mucho mayor tamaño, como son los edificios. Estas impresoras se adaptan así a las dimensiones de su producto, llegando a alcanzar el metro y medio de longitud (hasta ocho veces más que una impresora 3D corriente).

Por último, el procedimiento de diseño se ha visto también afectado por este nuevo método. Los proyectos de edificación por impresión han invertido parte de sus investigaciones en aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece, buscando ante todo la llamada construcción customizada, posible gracias a sistemas como el BIM (Building Information Modeling) o la impresión mediante plantillas de CAD. La impresión tridimensional hace pues más fácil abandonar la construcción en masa utilizando herramientas como moldes para dar paso a diseños personalizados.

Impresión 3D

Una vez sorteados estos obstáculos comienza la magia. Lo que hace unos años era inconcebible, como puede ser la construcción de diez casas en tan solo 24 horas y con un coste de menos de 5.000 dólares cada una, como ilustra El Mundo, se hace posible. El proyecto chino Winsun ha abierto así una puerta y sentado precedente en el mundo de la edificación. En esta línea, 3DCons sigue trabajando para ampliar esta técnica de construcción, que incrementando su eficiencia y reduciendo costes, permitirá, entre otras cosas, contribuir al desarrollo de viviendas asequibles para las clases más desfavorecidas, que es uno de los pilares de la estrategia de Desarrollo Sostenible del Grupo LafargeHolcim.

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