Desde hace siglos las civilizaciones han utilizado el ladrillo, el cemento y el hormigón como base para la construcción de viviendas u otro tipo de infraestructuras. En el caso del ladrillo, sabemos que su origen se remonta a la antigua Mesopotamia (año 7.500 a.C.) y que éste ha ido modificando sus materiales y formas a lo largo de la historia.
En la actualidad y debido al incremento exponencial de la población, la demanda de infraestructuras en general y viviendas en particular, ha tenido como resultado la fabricación masiva y a gran escala de materiales de construcción. Una de las inevitables consecuencias de esta actividad ha sido el aumento del consumo de recursos naturales y energía, así como una mayor suma de residuos industriales.
Este hecho es el que ha llevado a un equipo de estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) a investigar distintas fórmulas que hagan más sostenible la fabricación de materiales de construcción, logrando así una alternativa a la tradicional pieza de arcilla roja, a la que han denominado “Black Brick”; un ladrillo ecológico, más barato y no contaminante, caracterizado por su color negro proveniente de residuos que genera la industria papelera.
Este tipo de ladrillo está fabricado a partir de ceniza resultante de calderas de industrias del sector papelero (70%), un 20% de arcilla, un 10% de extracto de lima e hidróxido de sodio. Otra de sus particularidades es que se endurecen a temperatura ambiente por lo que no necesitan cocción, y es que en un proceso estándar se necesitan hornos que alcanzan temperaturas de hasta ¡1.000 grados Celsius! Esta acción supone una reducción de consumo de recursos energéticos y menor emisión de gases contaminantes para el medio ambiente.
Si el “Black Brick” llegase a demostrar su durabilidad y pudiera utilizarse de manera perdurable en el tiempo, supondría una alternativa al ladrillo rojo tradicional y se postularía posiblemente como el ladrillo sostenible del futuro, dados sus beneficios.
Otro trabajo de investigación muy similar fue llevado a cabo por dos estudiantes de la Universidad Tecnológica de México (UNITEC), quienes crearon un material alternativo para la construcción: los “Eco Ladrillos”. Compuestos de tepetate, un tipo de suelo volcánico con alto contenido de arcilla, utilizan un sistema modular inspirado en el tradicional juego de LEGO. Su diseño facilita el encaje y reduce la cantidad de mortero necesario para su adhesión hasta en un 80% y su uso en la construcción permite aumentar la velocidad de trabajo, reducir costes y por supuesto, fabricar viviendas sostenibles.
Asimismo, el uso de los “Eco Ladrillos” supone importantes ventajas para el medio ambiente al emplear durante su elaboración sistemas naturales como energía solar o agua de lluvia. Además, al eliminar el desperdicio de cal o arena, se consigue un ahorro en costes de construcción de hasta un 30%. También permiten una mejor climatización de los interiores, con el consiguiente recorte en gastos de calefacción o aire acondicionado.
Estos casos evidencian como el diseño, la arquitectura, la creatividad pero sobre todo el interés genuino en nuestro entorno se pueden conjugar en aras de buscar diversas alternativas sostenibles (que en muchas ocasiones son prácticas y sencillas) a favor del medio ambiente. En LafargeHolcim también trabajamos en la creación y puesta en marcha de soluciones eficientes, entre ellas se encuentra Depolluting, una nueva técnica descontaminante capaz de neutralizar los contaminantes del aire como el NOx, por el simple contacto del aire con la superficie cementosa tratada.
Proyecto “Next Generation” reconocido en los LafargeHolcim Awards como solución a la acumulación de sedimentos en el Delta del Ebro (Tarragona)
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El hormigón y sus propiedades más desconocidas