En la actualidad, la conciencia ambiental y el fuerte impacto de las aglomeraciones hacen que la construcción sostenible se convierta en una necesidad en aras de gestionar de forma eficiente las grandes y pequeñas ciudades. Estas urbes a su vez, están integradas por personas que asumen un rol cultural importante que incide directamente sobre la participación pública, la colaboración, la convivencia y la forma de hacer las cosas.
Sobre este enfoque, durante este mes de octubre se ha desarrollado en Quito, Hábitat III, la tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible. Esta actividad tiene como objetivo principal fortalecer el compromiso político global en favor del desarrollo sostenible de pueblos, ciudades y otros asentamientos humanos, tanto rurales como urbanos. Se trata, en definitiva, de poner en marcha una “Nueva Agenda Urbana”, mediante nuevos compromisos y obligaciones, estableciendo una estrategia global en torno a la urbanización para las próximas dos décadas.
El termino “infraestructura verde” conquistó un fuerte reconocimiento en dicha conferencia, planteando la necesidad de la utilización de vegetación, suelos y procesos naturales para funciones como la gestión del agua de lluvia y la creación de ambientes más saludables; mitigando así los impactos negativos del cambio climático. Se destacó la importancia de este tipo de infraestructura para conectar las zonas naturales existentes y para mejorar la calidad ecológica así como para mantener los ecosistemas, de manera que se pueda seguir proporcionando aire limpio y agua pura a las comunidades.
Otro de los elementos claves de la infraestructura verde es la elección de las materias primas renovables para la construcción. Recuperar el uso de la madera, el corcho natural en aislamiento y el bambú junto a materiales como el cemento o el hormigón –realizados en base a arcillas, arenas y grava-, constituiría una de las medidas claves hacia la construcción sostenible al tratarse de materias primas renovables y naturales con procesos productivos libres de emisiones de carbono, que a su vez son aislantes y tienen alta resistencia sísmica.
Asimismo, el documento aprobado en Hábitat III con el consenso de los países de la ONU, reserva parte de sus párrafos a temas específicamente culturales, aunque la actividad cultural está presente de forma transversal en gran parte de ellos. El texto, que deberá servir de guía para el urbanismo mundial en los próximos 20 años, establece el compromiso de incluir la cultura como una prioridad en los planes urbanos y reconoce el papel de la herencia cultural como estimulador de la participación y la responsabilidad ciudadana.
En definitiva, la agenda de Hábitat III está orientada a encaminar a las ciudades hacia un futuro más prospero, poniendo en práctica estrategias que tengan en cuenta los patrones de evolución del nuevo siglo, así cada país deberá asumir los compromisos y controles establecidos, los cuales abarcarán todos los aspectos de la planificación de desarrollo urbano.
Proyecto “Next Generation” reconocido en los LafargeHolcim Awards como solución a la acumulación de sedimentos en el Delta del Ebro (Tarragona)
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El hormigón y sus propiedades más desconocidas