Cuando pensamos en hormigón o cemento, nuestro cerebro nos dibuja una imagen de un edificio, un puente o una obra en construcción. Pero el hormigón da vida a otras infraestructuras con las que no estamos familiarizados y que, sin embargo, han sido vitales en momentos puntuales de la historia. Tal es el caso de los búnkeres; estos son conocidos mundialmente por ofrecer un lugar de refugio y protección ante bombardeos o misiles durante la guerra. Asimismo, este tipo de construcciones se ha utilizado para la defensa y resguardo contra posibles catástrofes naturales.
Volviendo a su concepción inicial, estas construcciones hechas a base de hierro y hormigón macizo están directamente relacionadas con acontecimientos históricos como el desarrollo de la II Guerra Mundial o a la Guerra Fría. Una de las peculiaridades de estas infraestructuras es que se construyeron bajo tierra u ocultos, dificultando su localización y maximizando la seguridad.
En la actualidad, muchos de estos búnkeres han sido renovados con distintos fines, desde viviendas hasta museos o rocódromos. Un ejemplo de esta reconversión la encontramos en Berlín, donde desde hace ocho años, un búnker antiaéreo ubicado en el centro de la ciudad, sirve de vivienda y galería de arte del millonario alemán Christian Boros.
Boros restauró la estructura interna del búnker diseñado en 1941 por el arquitecto Albert Speer, para exponer algunas de las obras de su propiedad y adicionalmente, le añadió un moderno ático con grandes ventanales y arbustos, lugar que adoptó como su hogar.
Otro de los refugios abiertos al público es el museo Berlin Story Bunker, una edificación de cinco pisos original de 1942 y que logró alojar a 12.000 personas durante los bombardeos a la ciudad en 1945. En su entrada se puede ver una puerta de una tonelada y media que reposa sobre una pared de más de dos metros de espesor y en su interior se exhibe, desde principios de noviembre, una réplica del estudio en el que Adolf Hitler se suicidó junto a su esposa Eva Braun, así como una maqueta del diseño original del búnker del dictador.
Como ya hemos dicho en líneas anteriores, a estas construcciones de hormigón macizo se le han encontrado múltiples usos, algunos de ellos un poco “apocalípticos” como el Vivos Europa One. Se trata de uno de los refugios más grandes del mundo, concebido para albergar un máximo de 34 familias en caso de que ocurriera una catástrofe. Esta megaconstrucción que ocupa una superficie de cinco kilómetros cuadrados, se ubica en Rothenstein (Alemania) y está equipada con todo tipo de servicios, desde un pequeño hospital hasta una pista de helicóptero.
Nuestro país también ofrece para los interesados la visita a algunos de estos ejemplares. Si nos trasladamos a Barcelona encontraremos los búnkeres del Carmel, ubicados en la cima del Turó de la Rovira, en el barrio del Carmel. Se trata de un mirador que sirvió como uno de los ejes de defensa antiaérea durante la Guerra Civil Española.
Después de la Guerra Civil los cañones que se encontraban en este lugar fueron destruidos y el espacio fue aprovechado para acoger el barrio conocido como barri dels canons, el último lugar donde hubo barracas en la ciudad de Barcelona.
Actualmente, con la masiva llegada de turistas a Barcelona, esta área comienza a ser revitalizada y se ha convertido en un mirador que ofrece una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad.
Cuando de valor económico se trata, el precio medio de estas instalaciones oscila entre los 375.000 euros, aunque se pueden encontrar pequeños búnkeres por 20.000 euros y algunos mucho más grandes por cuatro millones. Además, las nuevas técnicas de construcción permiten trabajar con facilidad este tipo de estructuras macizas, lo que ha significado un aumento de su demanda
Proyecto “Next Generation” reconocido en los LafargeHolcim Awards como solución a la acumulación de sedimentos en el Delta del Ebro (Tarragona)
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El hormigón y sus propiedades más desconocidas