Retomamos la historia del cemento. Para continuar tenemos que dar un gran salto en la historia y pasar de los usos que ya hicieron de él los romanos a las nuevas investigaciones en torno al hormigón y al cemento que se desarrollaron a mediados del s. XVIII.
Son varias las fechas clave de esta etapa, periodo conocido como “El Renacimiento del cemento”. El primer gran hito llegó en 1759, cuando John Smeaton, un ingeniero de Leeds (Inglaterra), desarrolló un nuevo mortero para unir los bloques de piedra del faro de Eddystone.
No fue hasta 1817 cuando, gracias al ingeniero Louis Vicat, se determinó de forma precisa, controlada y reproducible las proporciones de piedra caliza y sílice necesarias para obtener una mezcla que, tras su combustión a una temperatura específica y tras ser molida, produjera un aglomerante hidráulico con aplicaciones industriales.
En 1824, el escocés Joseph Aspdin afinó aún más la composición elaborada por Vicat, consiguiendo así un material que, amasado con agua y arena, se endurecía formando un conglomerado muy parecido a las piedras calizas de la isla de Portland. A esta similitud se le debe el nombre bajo el cual se patentó: cemento portland. Este es el momento en el que llega a nuestras vidas uno de los cementos que hoy en día seguimos utilizando.
Podría afirmarse que es pocos años después, concretamente en 1845, cuando el prototipo de cemento moderno empieza a producirse a escala industrial. Es gracias a Isaac Johnson, quien logra conseguir temperaturas suficientemente altas para que se produjese la fusión de la arcilla y la caliza y se formase el mineral artificial conocido como clínker.
En 1833 entramos en escena, Lafarge empieza a producir cemento en Le Teil, en Ardéche (Francia).
La llegada del siglo XX trae consigo el auge de la industria del cemento, la invención del horno rotatorio y dos importantes descubrimientos por parte de Lafarge:
- La llegada del cemento blanco, que emplea caolín en lugar de arcilla y que ofrece la misma resistencia que cualquier cemento gris, pero con mejores calidades estéticas.
- El descubrimiento de CimentFondu® en 1908 por Jules Bied, director del laboratorio de investigación de Lafarge. Este cemento, hecho de piedra caliza y bauxita, resiste en entornos agresivos y temperaturas elevadas al tiempo que resulta sumamente versátil y puede utilizarse como un aglutinante de gran rendimiento o como reactivo químico para una gran variedad de aplicaciones.
A día de hoy, en Lafarge seguimos realizando tareas de investigación y desarrollo centrándonos en la innovación y trabajo para mejorar continuamente las propiedades del cemento.
En el próximo post os contaremos como evoluciona la historia más actual del cemento, hasta entonces, nos gustaría conocer vuestra opinión sobre las cualidades que tiene que tener un cemento innovador.
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