Si hay un material duradero, y no solo por su composición, sino por el tiempo que abarca su historia, este es el cemento. Un conglomerante cuya historia se remonta hasta veinte siglos atrás.
Es difícil situar en la línea del tiempo el momento exacto en el que llegó a nuestras vidas algo que hoy damos por sentado, y con lo que no solo construimos viviendas sino también mejores ciudades. Desde Lafarge España queremos darle la importancia que se merece y por ello aquí comenzamos con el primero de una serie de post sobre la historia del cemento.
Fue en el Antiguo Egipto cuando se empezó a experimentar para encontrar la forma de unir, con una capa de arcilla del Nilo, diferentes ladrillos de barro secados al sol con los que construir las primeras paredes.
Son muchas y muy diferentes las teorías, pero hay algunas, como la del científico Michel W. Barsoum, miembro del Departamento de Ingeniería de Materiales de la Universidad Drexel (Filadelfia), que sitúan este momento en la construcción de las emblemáticas pirámides de la civilización egipcia.
Las conclusiones de su estudio publicadas en el Journal of American CeramicSociety vienen a afirmar que las piedras caliza que levantan estos monumentos fueron cementadas con materiales como silicatos de calcio, magnesio y dióxido de silicio, algo muy similar a la que hoy conocemos con el nombre de hormigón.
Ahora bien, esto es una hipótesis, la versión oficial es que los egipcios emplearon morteros de yeso y de cal en sus construcciones monumentales. Para llegar a los primeros usos probados del cemento natural hay que trasladarse a la Grecia Antigua, cuando se empezaron a utilizar rocas volcánicas extraídas de la isla de Santorini.
Poco después, la civilización romana tomó el testigo de los griegos, perfeccionando el aglomerante existente con otras cenizas volcánicas, esta vez procedentes de una ciudad de la bahía de Nápoles, muy cercana al volcán del Vesubio, Pozzuoli. Así conseguían dotar de la resistencia y durabilidad necesarias a una fórmula que ha llegado hasta nuestros días: el cemento puzolánico.
Poco a poco comenzó a extenderse su uso, primero para las bases de los puentes, después las pequeñas construcciones, y más tarde formó parte de grandes monumentos históricos como el Gran Acueducto de Roma o el Coliseo Romano.
Para saber más sobre la historia del cemento tendremos que esperar al siguiente post de esta sección.
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