Las construcciones hídricas y el desarrollo sostenible

El agua es un recurso natural imprescindible para el desarrollo y la existencia de  vida en el planeta y desde los inicios de la humanidad su presencia ha significado un elemento central e imprescindible en la ubicación y orientación de ciudades, así como la forma de sus trazados y edificios. En este sentido, de cara al futuro, uno de los mayores retos que presenta la construcción de la mano con la arquitectura, es precisamente la captación de reservas de agua y su aprovechamiento con el fin de desarrollar ciudades sostenibles.

Una de las primeras civilizaciones que aprovechó al máximo las propiedades del agua fue el imperio Romano. Durante siglos construyó enormes obras de ingeniería como los acueductos y de arquitectura civil, como el coliseo para satisfacer las necesidades y dar el máximo confort a sus ciudadanos.

Otro ejemplo de aprovechamiento del agua es la ciudad yemení de Shibam, que depura el agua in situ y sin uso de energía. La propia estructura urbana de la ciudad desértica conduce las aguas residuales hasta sus huertos sirviéndose de la gravedad, donde los cultivos agrícolas se nutren del agua y de la materia orgánica.

"Shibam or Shibam-Kawkaban"

La ingeniería positivista del siglo XX también creó obras públicas de grandes dimensiones pero que asociaban la gestión del agua a elevados consumos de energía. Un ejemplo de este tipo de ingeniería lo encontramos en Los Ángeles River, un canal de hormigón de 80 kilómetros de recorrido construido para agilizar la evacuación de las lluvias californianas hacia el mar y aunque es muy eficiente como sistema de prevención de inundaciones, desperdicia la totalidad del agua de la cuenca e incrementa la dependencia del exterior.

The gritty Los Angeles river in black and white.

En la actualidad, las construcciones están enfocadas hacia la integración de ecosistemas y la ingeniería digital, como la Mars Research Station, un pequeño edificio utilizado como base de experimentación para las aventuras aeroespaciales de la Nasa, que incluye ecosistemas hiperactivos diseñados para incrementar al máximo la autonomía del recinto. De tal modo que el aire, el agua y el resto de residuos se transforman en nuevos productos útiles. Este principio de cooperación podría y debería ser utilizado como el origen de sostenibilidad para las ciudades del futuro.

La necesidad de convivir hoy en día con volúmenes de agua cambiantes y reducidos ha dado lugar a nuevas construcciones como las plazas de agua, que por un lado resuelven el riesgo de inundaciones y también  son capaces de retener el agua permitiendo su uso posterior, tal es el caso de la water square Benthemplein en la ciudad holandesa de Róterdam.

El desarrollo, a lo largo de los años, de sistemas que facilitaban un uso eficiente del agua sumado a la tecnología de hoy en día, podría dar lugar a civilizaciones mucho más comprometidas con el medio ambiente y con un recurso natural escaso, como es el agua.

Si bien es cierto que la construcción juega un papel fundamental para una buena gestión del agua, también las empresas y los ciudadanos contribuyen a lograrlo.

En este sentido, LafargeHolcim es plenamente consciente de la importancia de una buena gestión del agua y entre los objetivos marcados en su Plan 2030 se encuentra la reducción de un 30% del consumo de agua para la fabricación de cemento.

Asimismo, se cumplen 4 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la ONU: Agua limpia y saneamiento; Producción y consumo responsable; Acción por el clima y Vida de ecosistema terrestres.