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Balnearios de España, construcciones del pasado para vacaciones del presente

Si por algo se distingue el verano, la estación más calurosa del año, además de por las altas temperaturas, el incremento de las horas solares o la repentina necesidad de ver a la familia y a los amigos, es donde pasar las ansiadas vacaciones. El lugar al que escaparse un fin de semana o donde pasar una larga estancia, en el caso de los más afortunados, nunca es tarea fácil. Para gustos colores y para lugares posibilidades. Sin embargo, la decisión suele concentrarse en una única disyuntiva, ¿playa o montaña? Pero ¿y si no optamos por ninguna de las dos? En la actualidad son tendencia opciones de descanso en espacios que eran los preferidos de generaciones anteriores: los balnearios.

Hace un tiempo hablábamos sobre las construcciones de la arquitectura romana y su presencia en la actualidad como referente. Construcciones tan representativas y notables como el Panteón o el Coliseo romano, son algunos de los tesoros arquitectónicos que hemos heredado de esta civilización. Legado que, además de regalarnos los sentidos, alimenta nuestra curiosidad. Con el paso de los años, nuevas generaciones inspiradas por la elegancia de sus arcos, sus columnas estoicas o los detalles de sus mosaicos, han reinventado estas construcciones. Apoyados en los mismos cimientos, el hormigón, material de construcción inventado por los propios romanos, carreteras, puentes, acueductos, anfiteatros o las famosas termas tienen en la actualidad una réplica actualizada. Por ello, los balnearios, descendientes directos de esos majestuosos baños romanos, son un destino cuanto menos atractivo para pasar unos días de vacaciones.

 

Alguno de ellos inncluso es merecedor de ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como es el caso del Balneario de Alange, un complejo termal situado en la provincia de Badajoz caracterizado por su peculiar distribución. Su estructura construida en tiempos  de los romanos, se compone por un edificio rectangular en el que se encuentran dos cámaras circulares, que de idéntica apariencia, tenían destinatarios diferentes, hombre y mujeres, Para acceder a ellas una escalera de piedra, la roma antigua, daba paso a patricios y plebeyos. En el centro de las cámaras están situadas las piscinas, que cubiertas por un techo abovedado, buscan aumentar el paso de luz natural a través de las claraboyas.

Otro balneario a destacar, en esta ocasión, no por su construcción, sino por ser uno de los balnearios con más historia de España, es el Balneario de Archena, que, situado en la provincia de Murcia, cuenta con más de veintiséis siglos a sus espaldas. Las huellas del pasado no han sido borradas y los rastros encontrados en este enclave natural delatan a los poblados iberos como sus primeros usuarios. Tras ellos, y con la llegada de los romanos, se construyeron las termas, que una vez entrada la Edad Media, pasaron a manos de la Orden de San Juan de Jerusalén. En el siglo XIX, el vizconde de Rías toma el relevo, quien lleva a cabo una radical transformación arquitectónica del balneario, convirtiendo al mismo en un lugar de cura y descanso. A final de la década de 1920, al igual que la mayoría de balnearios en España, entra en decadencia, hasta comienzos de la década de los 80, fecha en la que vuelven a resurgir.

Por último, cabe destacar que no somos los únicos que contamos en nuestra memoria con estas construcciones, fuera de nuestras fronteras los balnearios también cobran importancia. En países como Inglaterra, la influencia de estos antiguos baños romanos era tal, que una de sus ciudades “Bath”, recibe su nombre a consecuencia del valor de los famosos baños termales que tienen lugar en ella.

Baños romanos en la ciudad inglesa de Bath

Por lo que, sin desmerecer la playa o la montaña, podemos afirmar que los balnearios son una apuesta segura. Sus aguas medicinales, hilo conductor entre el entorno natural y las instalaciones fruto de la mano del hombre, hacen posible un ambiente único, donde la tranquilidad y la relajación reinan a sus anchas. Y es que si en tiempo de los romanos ya sabían la importancia del concepto “mens sana in corpore sano”, cómo no disfrutarlo ahora.

 

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